Texto publicado el 10 de mayo de 2017 en la Edición Extraordinaria de EL MUNDO con motivo de los primeros 10.000 números del diario: Nuestros primeros diez mil días en EL MUNDO.
Tuve noticias de EL MUNDO desde el mismo día de su nacimiento en 1989. Me encontraba cursando la carrera de Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra. Como no podía ser de otra forma, los estudiantes de Periodismo seguimos el acontecimiento con especial interés; un diario dirigido por Pedro J., que arrancaba con una encuesta a pocos días de unas elecciones generales y con una presentación arrebatadora.
En la calle Pradillo
EL MUNDO se puso en contacto conmigo a través de Mario Tascón. Fue en 1995, justo después de la captura de Luis Roldán en Laos. A mí me tocó vivirla en la redacción de Diario 16, en un edificio en la carretera de La Coruña colindante con la urbanización de La Florida. Estuve poco tiempo en el diario dirigido por José Luis Gutiérrez, pero fue suficiente para entender lo apasionante y surrealista que puede llegar a ser esta profesión.
No lo pensé demasiado. Para un infografista que comenzaba su profesión periodística trabajar con EL MUNDO era un sueño. Además, vivía en Prosperidad, a doscientos metros de la calle Pradillo, que es dónde se encontraba la redacción del diario.
La Prosperidad es un suburbio histórico madrileño adosado al extremo nororiental del barrio de Salamanca en el camino a Hortaleza y Canillas. La ‘Prospe’ se hizo salvaje en los años de La Movida, la selva del V.O., el Garaje Hermético y la Ópera Flotante. El Mundo de la calle Pradillo también fue salvaje. La redacción no era muy grande, una planta de aquel edificio divida en dos zonas por los ascensores, con sillas y mesas para no más de doscientos periodistas. Todos nos conocíamos. Muchos de los redactores y redactoras de aquella época son ahora directores de algún medio de comunicación. EL MUNDO siempre fue una gran escuela de periodismo y de vida.
Una de las página del especial que conmemora los 10.000 números de EL MUNDO
El Mac y el diseño
EL MUNDO y el diseño compartían la pasión por los ordenadores Mac de Apple Computers. El Mac cambió radicalmente la forma de relacionarnos con las máquinas. En los diarios permitió la edición electrónica en un tiempo récord. En los diarios y en las agencias de publicidad o de medios la materia prima corre muy deprisa y se transforma con mucha facilidad. En el caso de los diarios, la gasolina que mueve la rotativa son las noticias imprevistas, las que alteran el estado de la casa desde los sótanos hasta las azoteas.
El ordenador de Apple era un artefacto fácil de manejar, entender y fácil de transportar. Los primeros programas de dibujo y edición de páginas permitían cambiar los diseños en pocas horas, algo que hasta entonces era impensable. Así, el departamento de Diseño, Infografía e Ilustración se convirtió en uno de los más dinámicos y entretenidos del panorama nacional y, en muy pocos años, estuvo reconocido entre los periódicos mejor diseñados del mundo.
Logotipo El Mundo 10.000 números
Teletipos y cierres
La infografía en España nació en los antiguos departamento de Ilustración, muy vinculada al dibujo a mano alzada. Las infografías de sucesos eran viñetas de dibujo realizadas con la información que aportaban los inolvidables teletipos de agencia. EL MUNDO, como todos los diarios, tuvo un departamento de teletipos.
Allí llegaban los mensajes de las agencias y los faxes. Se iban clasificando por temáticas o por secciones del diario. Aquí, los de Deportes, en este otro montón, los de Nacional. Cuando el montón tenía un volumen considerable o cuando llegaba una noticia urgente, se repartían en la redacción.
Recuerdo llegar después de comer y encontrar los famosos teletipos perfectamente colocados enfrente de los teclados de los respectivos redactores jefe. Ser responsable de los teletipos no era algo trivial. ¡Ay de ti si extraviabas alguno importante! Así era Internet a principios de los 90.
Luego, los teletipos se repartían entre los redactores y, si estimaba que se podía enriquecer con una infografía, el redactor de turno acudía al departamento de Diseño para solicitarla. No dábamos abasto para atender a todas las peticiones.
Los redactores sabían que si su noticia aportaba una infografía tendría mayor aceptación por parte del lector. Además, EL MUNDO no paraba de recibir premios de Diseño y toda la redacción quiso compartir la experiencia en sus páginas. Se llegó a proponer, siguiendo un modelo norteamericano, un formulario para solicitar una infografía. El sistema duró media hora. Misión imposible.
En la calle Pradillo, aprendimos el arte de trabajar deprisa, desafiando siempre a la hora de cierre y a los empleados de la rotativa. Una lucha interminable para evitar ser el último que cerraba el planillo de control del diario. El departamento de Infografía se llevó el trofeo muchos días, que consistía en una cariñosa tarjeta roja en la reunión de mañana del día siguiente. Con los años, los cierres del diario pasaron de ser algo muy serio y respetuoso: llegar tarde a la rotativa costaba mucho dinero al editor.
Las noticias de última hora
En el departamento de Infografía tuvimos que hacer muchas infografías de noticias de última hora. Muchos lectores conocían nuestro trabajo por ellas.–_
– Oye, ¿tú a qué te dedicas?
– Hago infografía en EL MUNDO, respondía.
– Y, ¿eso qué es?
– Bueno, verás, cuando se cae un avión o cuando hay un atentado, son los mapas y dibujos que acompañan a la noticia…
– ¡Ah, ah, vale!
En la década de los 90, en EL MUNDO hicimos infografías de todos los atentados de ETA. Siempre estuvo muy vivo el debate entre el periodismo y la Ilustración. En esa década, muchos periodistas con formación en Diseño entraron a formar parte de las redacciones de diarios. Estábamos ahí para aportar un punto de vista más riguroso a la información visual. De alguna manera, los infografistas fuimos pioneros del actual Periodismo de Datos.
No valía con interpretar a través de un dibujo lo que decía un teletipo. Había que mojarse. Si se podía, un infografista se tenía que desplazar al lugar del atentado y mandar un croquis lo más fiel a la realidad. En la redacción ya no se dibujaban viñetas, ahora se hacían diagramas explicativos sobre planos cartográficos reales. En la cultura de la noticia de última hora, EL MUNDO estableció unas pautas para que el infografista se desplazase también a los sitios y enriqueciese las crónicas con sus notas visuales.
Más adelante, la infografía dio una nueva vuelta de tuerca a la representación de las noticias con el uso de fotografías, sobre las cuáles se explicaba el suceso. La redacción entendía que un suceso trágico era algo muy delicado y que nuestros lectores eran rigurosos y serios. Por tanto, las infografías tenían que estar a la altura del acontecimiento y de los lectores.
La gestión de la información
Si la noticia podía estar acompañada de datos, se buscaban en una biblioteca visual que teníamos en la redacción: diccionarios, enciclopedias, atlas geográficos, anuarios estadísticos, guías de gráficos, manuales de diseño, libros especializados en todo tipo de materias. Puede parecer un chiste si se compara con la cantidad de información que podemos encontrar hoy en la red, sin embargo, en aquella época era el departamento con más documentación visual del panorama nacional.
EL MUNDO reconoció la importancia de la documentación en las infografías creando la figura del documentador visual, un periodista dedicado a tiempo completo a ayudar a la redacción a encontrar los datos apropiados para la historia.
Encuestas y resultados electorales
Las situaciones más inverosímiles en la sección de infografía se suelen producir en el fin de semana que se publica una encuesta de opinión o en la vorágine de resultados de una noche electoral. Para el lector que no sepa cómo funcionan, las encuestas de opinión encargadas por el diario – las encuestas de SIGMA DOS en nuestro caso- suelen mantenerse en riguroso secreto hasta pocas horas antes de su publicación. Por tanto, los gráficos hay que planificarlos, maquetarlos y realizarlos en un escaso margen de tiempo.
En las encuestas y en las noches electorales, antes de llegar la automatización de las tablas de resultados, la sección de infografía necesitaba cantidades ingentes de periodistas que terminaban dictando al infografistas los resultados de cada pueblo de España. La primera edición al 95% escrutado, una segunda edición al 98%, una tercera al 99,9% y una cuarta cuando ya ha salido el sol con el celebrado 100%. Internet, por supuesto, acabó con toda aquella tramoya electoral.
En la Avenida de San Luis
A finales de 2007, la redacción de Pradillo se trasladó a un nuevo edificio en la Avenida de San Luis para alojar a más de 1.500 periodistas. El diario se había convertido en un gran grupo editorial y las nuevas tecnologías habían enterrado muchas de las técnicas de la profesión, pero la teoría debía ser la misma que nos había llevado hasta allí.
Internet trajo la integración de los equipos de trabajo off-line y on-line hasta su fusión en uno solo. La mutación fue complicada y en mucho caso traumática. Internet ofrece la posibilidad de incorporar el movimiento, el sonido y la interactividad en nuevos formatos informativos como son el vídeo o los gráficos interactivos.
En San Luis, la infografía evoluciona hacia el Periodismo de Datos, buscando información en bases de datos públicas y haciendo visualizaciones para explicar historias y dar nuevas respuestas al lector.
Sigo viendo EL MUNDO a menudo. Lo veo en su firmas de opinión y en sus periodistas de investigación. Lo reconozco en sus geniales viñetas e impecables ilustraciones, en su vibrante diseño, es sus siempre premiadas infografías –animadas y estáticas-, en las curiosas miradas de sus periodistas fotográficos y de vídeo. Gracias por tanto periodismo. Felicidades por esto primeros 10.000 números. ¡Y que cumplamos muchos más!
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