Si estuviésemos a finales de 1961 en ‘Check Point Charlie’ en la Friedrichstrasse de Berlín, Windows Vista estaría instalado en los ordenadores del lado Este y Mac OS X en los del Oeste. Burocracia frente a usabilidad. Vista, hasta la fecha, ha sido un fracaso comercial en toda regla. Muchas empresas ni se han planteado todavía cambiar su antiquísimo Windows XP, que data de 2001. La Wikipedia tiene todo un capítulo dedicado a las críticas, un dato muy revelador del fiasco. Microsoft ha anunciado para finales de 2009 o principios de 2010 un nuevo sistema operativo que tenga en cuenta los cambios que se están produciendo en los servicios Web. La red necesita un sistema dinámico y Vista tiene el mismo dinamismo que Julio Salinas en la pista de baile.
La empresa fundada por Bill Gates quiere rivalizar con los sistemas de Sun Microsystems e IBM y con los desarrollos de Google con ‘Chrome’, un navegador que permite crear un sistema operativo a medida del cliente, o de Amazon, que sigue los mismos pasos. Con Windows Azure, así se llama el nuevo engendro, Microsoft quiere ayudar a los desarrolladores a diseñar las futuras aplicaciones para teléfonos, web y ordenadores personales. Los expertos informáticos llaman a esta nueva forma de desarrollo ‘computación en la nube’ o ‘cloud computing’ en inglés y se fundamenta en la web (‘Cloud’ es una metáfora de Internet).
Lo esencial no es el sistema operativo, es la web, desde la cual se puede desarrollar lo que el cliente necesite. El mayor problema que tiene ahora Microsoft es su credibilidad: después de décadas de monopolio nadie se cree esta conversión repentina. Windows Vista ha sido el primer gran sacrificio para empezar a redimir sus penas. No es el único. Microsoft Office (Word, Excell, Power Point) representa el 90% de los ingresos de la división de negocio de Microsoft, su brazo principal. Google lanzó su propias aplicaciones online en 2007 e IBM también a puesto en la red un paquete de aplicaciones gratuitas que se conocen con el nombre de ‘Lotus Symphony’, dos lanzas envenenadas que sobrevuela las cabezas de Steve Ballmer y Paul Allen, que buscan su escudo en una oferta para poner el Office en abierto, pero sin determinar ni la fecha de ejecución ni las características del paquete. Se supone que será también en 2010. Microsoft busca nuevos escenarios de operaciones, como el mercado de los servicios de centros de datos, un negocio que según la firma IDC crecerá un 16% anualmente hasta 2012. En este tablero ya están asentadas firmas como Cisco Systems, Sun Microsystems o IBM. Los centros de datos se han convertido en gigantes edificios que almacenan billones y billones de información. Cada vez hay menos centros de almacenamiento, pero los que van quedando son cada vez más grandes. Su proliferación aumenta el riesgo, no ya de un ataque, sino también de abusos y corrupción. Microsoft siempre se ha distinguido por no dejar agujeros pequeños abiertos en sus desarrollos. Los suyos han sido siempre los más grandes.
Si usted quiere seguridad, ¿confiaría de verdad en Microsoft?, y, para terminar, otra pregunta: ¿será finalmente Internet la que acabe con este software de pago que corre tan sólo en el 90% de los ordenadores personales del mundo?